Todas las personas a lo largo de nuestras vidas hemos pasado o vamos a pasar por situaciones dolorosas y tristes que nos provocan fuertes sentimientos de angustia y desesperanza, sentimientos que por lo general tienen un principio y un final. El término “depresión”, altamente utilizado en nuestra sociedad, es posiblemente uno de esos términos que a menudo usamos de forma errónea atribuyéndonoslo a nosotros mismos o a personas de nuestro alrededor a veces sin una valoración profesional previa, por eso me gustaría explicaros un poco en profundidad en qué consiste realmente la depresión, que no consiste simplemente en “estar triste”, como a veces se cree.
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que se manifiesta a través de síntomas físicos, psicológicos y conductuales, siendo los psicológicos los más destacados por el sufrimiento que producen. La persona que padece depresión se siente triste y abatida la mayor parte del día sin una causa objetiva aparente durante semanas e incluso meses, pierde el interés por todo aquello que antes le producía satisfacción como salir, hacer deporte, trabajar o charlar con amigos, siente que su vida no tiene sentido, que todo va mal y que no va a poder mejorar, que cada día pesa un poco más. Todo esto se ve fortalecido por la aparición continua de pensamientos e imágenes catastrofistas y alarmantes en relación a la vida y a todo lo relacionado con ella. Además de esto, la persona depresiva se siente débil, falta de energía, especialmente irritable, con dificultad para concentrarse y, en general, sin esperanzas. Imaginaos por un segundo el desajuste que esta situación puede provocar en la vida de alguien.
Los estudios médicos apuntan a que la causa de la depresión está en la disminución de una serie de neurotransmisores cerebrales relacionados con las sensaciones de bienestar, principalmente la serotonina, por otro lado, los estudios psicológicos apuntan a un conjunto de factores (genéticos, de personalidad y patrones cognitivos y conductuales) como desencadenantes de un proceso depresivo. Sea cual sea la causa que lleva a una persona a un estado depresivo, dicho estado es tratable y la persona se puede recuperar de una manera muy satisfactoria a través de la terapia adecuada.
¿Qué puede ayudar a una persona con depresión?: Del mismo modo que las personas con depresión sufren, las personas que le rodean también; ver a un ser querido en esta situación es doloroso y a la vez frustrante, ya que muchas veces no sabemos cómo actuar. La mejor forma de acompañar a la persona con depresión es hacerle sentir que estamos ahí para lo que necesiten, bien sea hablar, apoyarse en nosotros, hacerle algún recado, salir a dar un paseo, ver una película o hacer un poco de deporte, el preguntar “¿Qué puedo hacer por ti?” ya es un gran regalo que podemos hacer a la persona en esta situación. Del mismo modo, es importante tener empatía y expresarle que entendemos cómo debe sentirse, darle espacio y tiempo para recuperarse, tener paciencia, respeta su dolor y, sobre todo, reforzar todas aquellas conductas que se aproximen a una recuperación, por ejemplo, si la persona depresiva nos dice que le gustaría dar un paseo, podemos acompañarla y mostrarnos alegres por ello. Otra manera de apoyar a la persona con depresión es animarla (que no presionarla) a acudir a un profesional, mostrarle que creemos en su recuperación, que creemos en él/ella.
¿Qué no puede ayudar a una persona con depresión?: Cuando convivimos con una persona con depresión debemos alejarnos de las frases tipo: “¡Alégrate mujer/hombre!”, “tranquilízate, no es para tanto”,” lo mío sí que es una desgracia”, “estás victimizándote”, “no tienes motivos para estar así”, etc. Para esta persona su situación es un mundo, realmente está sufriendo y si no se anima o no se tranquiliza no es porque no quiera, es porque no puede o porque no sabe cómo hacerlo. Tampoco es recomendable forzar y/o presionar a la persona a hacer cosas por mucho que creamos que es lo que mejor le puede venir.
La depresión es un proceso y como tal requiere dedicación, trabajo y tiempo pero con el tratamiento adecuado la recuperación a corto y largo plazo es posible. Si crees que tú o alguien de tu entorno está pasando por esta difícil situación, no dudes en consultar con uno o varios profesionales (psicólogo, médico), cada día sufriendo es un día más de dolor y la recuperación es posible, no estás solo/a.
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