En la actualidad existe más información que nunca a cerca de estilos de vida saludables y, en cambio, nunca se han alcanzado tasas tan elevadas de sobrepeso y/u obesidad infantil como las que hay ahora. El sobrepeso acarrea diferentes problemas físicos ampliamente estudiados pero de lo que se suele hablar menos es del gran impacto que tiene sobre la salud mental.
Los prejuicios y la estigmatización social existentes hacia la gente con obesidad producen claras consecuencias psicológicas en estas personas como la baja autoestima, ansiedad, miedos, inseguridad, falta de confianza, etc.
Si tenemos en cuenta que para un niño o adolescente lo más importante en la vida es sentir que pertenece a un grupo de iguales, esto es, su vida social, toda esta serie de sucesos pueden promover la adquisición de patrones psicológicos y conductuales desadaptativos que marcarán no solo su adolescencia sino también su etapa adulta.
Hasta hace pocos años se creía que el sobrepeso estaba simplemente relacionado con la alimentación, con comer por encima de lo que nuestro cuerpo consume, sin embargo, esta explicación a pesar de ser cierta es bastante incompleta. En realidad, el sobrepeso es algo más complejo, pues es el resultado de la interacción entre aspectos físicos (alimentación), psicológicos y conductuales (vida sedentaria, falta de rutinas alimenticias, sueño pobre, etc.)
Una de las principales causas del sobrepeso infantil es el acceso y el consumo por parte de los niños de alimentos procesados e industriales, consumo que responde muchas veces a la falta de tiempo de los progenitores para cocinar o preparar a diario comidas caseras debido a la necesidad de sacar tiempo para las obligaciones laborales y domésticas, el estrés laboral, el cansancio, etc. Las comidas procesadas o ya preparadas sacian de forma rápida a los menores y son muy fáciles y rápidas de conseguir, por lo que a corto plazo nos facilitan la vida pero a largo plazo fomentan el sobrepeso debido a su alta carga en azúcares y grasas y su poco aporte nutricional.
Otra de las causas que favorecen el sobrepeso infantil tiene que ver con el estilo de vida, o más bien con el cambio en el estilo de vida, en relación a algunas décadas; mientras que los niños de antes salían a jugar al parque con sus amigos prácticamente a diario, los niños de ahora dedican horas de su ocio a las videoconsolas, tablets, ordenadores o a ver la televisión; ni que decir la diferencia de gasto energético de antes con el de ahora. En los múltiples estudios e investigaciones sobre el tema se han encontrado varias situaciones presentes en muchos hogares que, sorprendentemente, no tienen que ver directamente con la comida y, sin embargo, favorecen el sobrepeso y la obesidad. Estas situaciones tienen que ver con los hábitos de ocio y tiempo libre, con los patrones de sueño y con las rutinas de comidas (hora, lugar, distractores, acompañantes, etc.).
El ocio sedentario, como así podemos llamar a aquel ocio que se practica sentado cómodamente o sin tener apenas que moverte del sofá de casa, supone un gasto energético mínimo por parte del organismo, o lo que es lo mismo, el ocio sedentario dificulta que nuestro cuerpo gaste energía, dificulta la quema de calorías. Esto nos hace pensar que el aumento de los últimos años de este problema está estrechamente relacionado con la poca actividad física de los menores.
En este punto ya hemos hablado de la mala alimentación (o alimentación altamente calórica) y de la poca actividad física; yendo un paso más allá nos encontramos con otras variables que pueden favorecer (y favorecen) el aumento de peso en los niños, siendo las más destacadas las siguientes:
- Mala calidad de sueño, o dormir pocas horas. Los estudios demuestran que el sueño poco reparador favorece el aumento de peso.
- Falta de rutinas alimenticias: Hacer cinco comidas un día, al día siguiente hacer tres, ir al colegio sin desayunar, no tener unos horarios establecidos para comer, picotear entre horas…favorece el aumento de peso.
- Usar la comida como premio o castigo: “Si te portas bien, te compro un helado”, “si no haces los deberes, te quedas sin postre”. La comida no es ni premio ni castigo, es comida, algo necesario para vivir.
- Aspectos genéticos: Los niños de padres obesos tienen más probabilidades de padecer obesidad. Me gustaría destacar este punto, ya que los estudios demuestran que tan solo un 10% aproximado de los casos de obesidad atienden a factores puramente genéticos, lo que nos hace pensar en el siguiente punto.
- Pautas de aprendizaje: Si un niño crece en una familia donde se come mucha cantidad de comida, ese niño “aprende” a comer mucha cantidad de comida; del mismo modo, si un niño crece en una familia donde se acostumbra a comer comida precocinada, ese niño “aprende” a comer comida precocinada. Las familias que tienden a comer en mucha cantidad, o alimentos especialmente ricos en grasas o pocas frutas y verduras, transmitirán estos conocimientos a los miembros más jóvenes de la familia, asentándose así desde las primeras etapas del crecimiento una serie de aprendizajes de ingesta poco saludables. Como hemos dicho anteriormente, son extraños los casos de obesidad que tienen como causa pura un componente biológico, lo que hace pensar, más aún en el caso de los niños pequeños, que los padres pueden estar favoreciendo enormemente el sobrepeso u obesidad de sus hijos a través de los estilos educativos en referencia a la alimentación, la actividad física y otros factores.
En la actualidad se sabe que el mejor tratamiento para la obesidad es aquel que se plantea desde un enfoque multidisciplinar, mediante la unión de diferentes estrategias que faciliten los cambios necesarios a nivel físico y psicológico que produzcan y mantengan una pérdida de peso razonable en la persona y que promuevan un nuevo estilo de vida más adaptativo y saludable. Teniendo en cuenta que la mala alimentación es la causa principal del sobrepeso pero no la única, la terapia psicológica supone un claro eslabón en la cadena del tratamiento para la enfermedad de la obesidad por la necesidad que estos pacientes tienen de realizar cambios en su vida no solo a nivel físico, sino también a nivel cognitivo y conductual.
Natalia Mata
Nº colegiada: O-02918
Nº registro sanitario: C.2.2/5814
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