Hay momentos en la vida en los que tenemos claro que debemos acudir a un médico, sin embargo, ¿Qué hago cuando lo que me duele no es algo físico?, ¿Cómo saber cuál es la línea que separa lo “normal” y lo “preocupante”?. A veces tomar la decisión de acudir al psicólogo es difícil porque conlleva reconocer que no estamos bien, que no nos encontramos bien con nosotros mismos, otras veces la decisión es difícil de tomar porque existen falsas creencias como que al psicólogo “van los locos” o que el psicólogo “solo me va a dar consejos”, por lo que me parece interesante matizar en qué consiste nuestro trabajo; El psicólogo es el profesional que estudia la conducta y el comportamiento humano ofreciendo terapias destinadas a mejorar la salud y el bienestar mental de las personas, por eso el psicólogo te ayuda a entender lo que te pasa y te ofrece técnicas para mejorar tu estado psicológico. También es importante saber que el psicólogo no es un médico, por lo cual no puede recetar medicación. En todo lo posible, el papel del psicólogo no es el de dar consejos, puesto que esto se alejaría de la objetividad que la terapia debe tener y tampoco toma decisiones por ti, te guía y ayuda para que puedas tomar decisiones por ti mismo, tú eres el dueño y arquitecto de tu propia vida. La persona que te recibe en consulta analiza tu problema, le da una visión objetiva, ofrece estrategias y conductas para tratarlo, mejorarlo o eliminarlo, te apoya, te acompaña en el proceso.
Una vez que sabemos esto, ¿Cómo saber cuándo debo acudir?
- En primer lugar, debo pedir ayuda cuando no me encuentro bien conmigo mismo, cuando no me gusta quién o cómo soy y esto me hace sufrir. También cuando me infravaloro o considero que valgo menos que los demás.
- Cuando una situación del pasado (Perdida, ruptura, traición, etc.) no me deja avanzar, cuando siento que mi vida se quedó parada en ese momento, o no tiene sentido desde entonces.
- Cuando siento un cambio importante y preocupante en algunos de los patrones naturales en mi vida (alimentación, sueño, sexo, estado de ánimo) previo descarte de un problema o enfermedad física.
- Cuando el médico me habla de ansiedad, depresión, problemas relacionados con las emociones.
- Cuando estoy pasando por una situación difícil, como problemas de pareja, acoso laboral, acoso escolar, problemas con mis hijos, y siento que no puedo o no sé cómo solucionarlo o gestionarlo, cuando necesito apoyo u ayuda.
- Cuando siento que estoy perdiendo el control con algún tipo de sustancia (droga) o situación y quiero pararlo pero no sé cómo hacerlo.
- Cuando tengo algún tipo de miedo o comportamiento que está interfiriendo en mi vida cotidiana, como por ejemplo el miedo irracional a la muerte, a volverme loco, a ser poco para los demás, etc.
Por supuesto, existen muchas más causas por las cuales un psicólogo puede ayudarte, pero en esta pequeña lista podemos ver algunas de las principales. No me gustaría cerrar el artículo sin matizar dos aspectos que son necesarios para que, una vez que has decidido acudir a una consulta, la terapia sea eficaz: La voluntariedad y la alianza terapéutica; es decir, que acudas voluntariamente al profesional y no bajo presión o chantaje, ya que si no estás convencido de ir posiblemente el terapeuta no será capaz de influir en ti de manera adecuada y, por otro lado, que consigas una confianza con el terapeuta elegido, un “feeling”, ya que si no confías en esa persona o consideras que no te entiende o no te puede ayudar, será difícil que lo haga. Si estás pasando por una situación difícil, pedir ayuda es la opción más generosa que puedes hacer por ti, ¡Date una oportunidad!, tómate tu tiempo en elegir un profesional en el cual puedas confiar y sentirte cómodo y adelante.
Natalia Mata
Nº colegiada: O-02918
Nº registro sanitario: C.2.2/5814
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