A lo largo de la vida sufrimos diferentes pérdidas significativas que nos hacen sumergirnos en un proceso de duelo en el cual podemos llegar a creer que nunca lograremos superarlo o que nuestra vida ya no volverá a ser lo que era. El duelo es ese proceso que se pone en marcha tras sufrir una gran pérdida, principalmente la muerte de un ser querido, caracterizado por un profundo sentimiento de dolor, tristeza, desesperación, ganas de llorar, poca o nulas ganas de hacer nada, sentimiento de vacío. Aunque pueda parecer raro, el duelo es un proceso normal, natural, un proceso que es necesario y adaptativo.
En la consulta clínica solemos encontrarnos con muchos duelos, sobre todo duelos pasados que no han sido completados de forma adecuada y que hoy en día en el presente se manifiestan detrás de cuadros de ansiedad, depresión, obsesiones, etc.
En la sociedad actual se tiende a alejarse de los duelos o anestesiarlos de forma farmacológica sin tener en cuenta que el duelo es un proceso natural que es necesario vivir, atravesar, y que de esta manera estamos intentando curar algo que no está enfermo. Vamos con un ejemplo; Una persona acude al médico porque hace una semana falleció su madre y no puede dormir, entre otras cosas porque está muy triste, pidiéndole al doctor alguna medicación que calme su tristeza y su insomnio. Si lo analizamos bien, el hecho de que estés triste porque tu madre ha fallecido es lógico, tiene sentido, ¿no?, lo raro sería estar contento, sin embargo nos cuesta aceptar y, sobre todo, tolerar ese dolor y lo intentamos tapar de todas las maneras posibles, anestesiarlo. Y cometemos un error.
La tristeza, la sensación de desesperanza, suele durar un tiempo limitado, tiene un inicio y un final y, aunque siempre echaremos de menos a la persona, seremos capaces de continuar con nuestras vidas una vez nos recuperemos. Es muy importante respetar el dolor, respetar el duelo propio y ajeno para poder elaborarlo de forma adecuada; es importante vivir el duelo para, paradójicamente, salir fortalecido de él.
Al intentar tapar el duelo de alguien forzándole a salir o a divertirse a toda costa, a arreglarse sin ganas, transmitimos a la persona que no tiene por qué sentir tristeza, que no tiene por qué sentir dolor, que no tiene por qué llorar y de esta manera dificultamos la elaboración sana del duelo “poniéndole un parche” (que no eliminándolo). Al hacer todo lo posible por no vivir el desgarro de la pérdida estamos “desnaturalizando” el proceso de la muerte, pudiendo esto traer serias consecuencias psicológicas.
En resumen, si has sufrido una pérdida o alguien de tu entorno la ha sufrido, respeta el dolor, permite sentirlo, vivirlo, date un margen para recuperarte, la situación de dolor que estás viviendo es normal, natural y aceptar vivirlo y atravesarlo, aunque pueda parecer raro, es lo más sano que puedes hacer.
Natalia Mata
Nº colegiada: O-02918
Nº Registro sanitario: C.2.2/5814
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