Las diferencias que al principio eran maravillosas y parecía que os compenetraban ahora parecen ser irreconciliables y motivo más que suficiente para romper la relación, ¿Y este cambio?
La evidencia científica demuestra que hay una fuerte relación entre los problemas agudos de pareja y la afectación de la vida laboral, la depresión, la ansiedad y el agravamiento de posibles trastornos previos. A la hora de hablar de parejas deberíamos hacernos dos grandes preguntas: ¿Por qué hay conflictos en la pareja? Y ¿Qué características tienen las parejas que funcionan y van bien?
Todas las parejas tienen diferencias, es un hecho evidente teniendo en cuentas que todas las personas somos diferentes; dichas diferencias son vistas como algo atractivo en la otra persona en el comienzo de la relación, algo que me puede aportar y complementar, sin embargo, cuando una pareja comienza a tener discusiones continuadas esas diferencias pasan a ser vistas como incompatibilidades y, si este proceso de discutir no acaba de remitir, entonces pasamos a considerarnos “incompatibles”. En la terapia psicológica se parte de que ambos miembros de la pareja son responsables de la situación crítica en la que se encuentran (que no culpables) y que los dos deberán trabajar para que la situación cambie.
Una de las premisas importantes a la hora de empezar a trabajar en terapia es la aceptación de la pareja, sin querer esto decir que valga todo, pero si aceptando la personalidad y gustos del otro y no empeñándonos en que cambie a toda costa. Esto es importante ya que el malestar presente en la pareja hace que estemos más alerta de lo común a los “defectos” del otro y por lo tanto seamos menos flexibles. Una forma práctica de poner en marcha la aceptación y la flexibilidad es contar hasta diez antes de saltar y preguntarme si realmente es tan grave eso que me está molestando en ese momento, o si es el mejor momento para hablar de ello.
Otro de los pilares fundamentales en las parejas y que, por desgracia, muchas veces brilla por su ausencia es la empatía; el hecho de que nosotros lo estemos pasando mal no quiere decir que la otra persona no lo esté haciendo del mismo modo. A veces nuestro propio dolor nos nubla y nos impide ver de forma objetiva la realidad; si intento ponerme en el lugar del otro, teniendo en cuenta sus propios problemas y posibles dificultades, quizás pueda ver las cosas desde otro enfoque. Si entiendo que ambos somos responsables de haber llegado a esta situación, podré entender también que yo mismo/a también debo trabajar algunas cosas.
No menos importante y en relación con todo lo anterior es el tipo de comunicación existente en la pareja, la forma en que los dos miembros se comunican; atendiendo a una clasificación muy sencilla hablaríamos de tres tipos de comunicación: La comunicación agresiva, cuando me comunico a través de gritos, indirectas, amenazas, insultos, imposiciones o burlas, la comunicación pasiva, cuando me callo para evitar problemas o discusiones o “trago con todo” por miedo o vergüenza y la comunicación asertiva, que sería la más ideal en todo tipo de relaciones humanas y que se caracteriza por el dialogo respetuoso entre dos o más personas. Si echas un ojo a tu alrededor verás que las relaciones de pareja que se encuentran en una crisis tienden a comunicarse de forma pasivo-agresiva (aguanto-aguanto-aguanto-salto o directamente salto, o estoy todo el día enfadado/a o decido evitar el hablar, etc.) a la hora de hablar de sus conflictos y prácticamente nada de forma asertiva. Esto a la larga supone motivo más que suficiente para romper la relación, puesto que es verdaderamente difícil convivir en este clima comunicativo tan contaminado.
Recuperando las dos preguntas que nos hicimos al principio, podríamos decir que los problemas de pareja son debidos en su mayoría a una falta de aceptación del otro, falta de empatía, problemas previos que uno o los dos miembros de la pareja arrastren y que estén afectando a la relación, como por ejemplo la falta de autoconfianza, autoestima o los celos y/o mala comunicación principalmente, y por consiguiente, las relaciones de pareja que van bien son aquellas en las que están presentes estos elementos: aceptación, respeto, buena comunicación, empatía.
La terapia de pareja es adecuada para aquellas parejas que, a pesar de encontrarse en un momento delicado y habiendo pensado muchas veces en tirar la toalla, deciden luchar y apostar por la relación, queriendo de forma voluntaria que la situación mejore. A través de diferentes técnicas que se practicarán en la consulta del psicólogo y posteriormente en casa se puede volver, en la mayoría de los casos, a la relación sana que era al principio.
Natalia Mata
Nº colegiada: 0-02918
Nº registro sanitario: C.2.2/5814
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